Vanos eran sus intentos por regresar a puerto, pues el viento soplaba en contra y las altas olas no le permitían avanzar dando bordadas.
De pronto vio una ola de unos 30 metros de alto y el temor se apoderó de su persona.No siendo muy creyente, se oyó gritar...
- ¡¡¡Diós mío, ayúdame!!!
Por un instante creyó ver que la ola se detenía, mientras en el negro cielo se abría un hueco de gran luminosidad y escuchó.
- ¡Nada temas, hijo mío. Estoy a tu lado y siempre lo estaré! Solo aplica toda la experiencia y conocimientos que tienes y llegarás sano y salvo.
Se aferró al timón con fuerza, embistió la ola y la cruzó. Luego -y no sin esfuerzo- logró llegar al muelle.
Su escepticismo le impedía saber si había tenido una visión o realmente había sucedido, pero a partir de allí, solía dar largas caminatas por la playa analizando y buscando respuestas.
Solía ver que, al par de huellas que dejaba su paso, se generaba otro par que desconocía el origen.
A veces -cuando no había tenido suerte en la pesca- notaba con desconsuelo que las huellas eran SOLO las de sus pasos.
Como todo pasa en esta vida, llegó el día en que -por los años- entregó su alma al Creador.
Ni bien llegó al cielo, planteó su duda a San Pedro quien, con su sabiduría, lo derivó a la máxima autoridad.
Frente al Señor, y con toda humildad, dijo:
- Gracias por la vida que me diste que, sin fatuidad ni lujos, me permitió vivir plenamente y aprender cada día, pero tengo una duda que me acompañó durante muchos años: Cuando estaba en la tempestad de aquel día, ¿fuiste vos quien me respondió?
- Sí.
- ¿Dijiste que estabas a mi lado y siempre lo estarías?
- Sí.
- Cuando mis caminatas por la playa, ¿de quien eran las otras huellas?
- Mías.
- ¿Y porque cuando mis días eran malos me abandonabas y solo había un par de huellas?
- Nunca te abandoné, hijo mío. Solo había un par de huellas porque eran las mías. Te estaba llevando en brazos.
El relato es responsabilidad de Luis "Quijote"
Aquí un recitado de Omar Cerasuolo relacionado:
http://youtu.be/ETIesYozLrw
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